Hoy llega un nuevo episodio de mi novela, cargado de mucho romance ;-)
Los juguetes de Katsuo/Por Dolly Gerasol (obra provisoria)
(Todos los derechos reservados - All rights reserved)
EPISODIO XVII
"Agustina en media hora
estuvo lista para salir a dar una vuelta con Lucas. Mientras esperaba su
llamado, ordenó algo para merendar en su habitación. Cuando estaba sorbiendo el
último trago de café, perdida en sus pensamientos, sonó el teléfono.
— ¡Hola! ¿Quién habla?
—Quiero hablar con la
señorita más linda del “Ragguardevole”
–dijo Lucas en tono seductor.
Agustina sonrió y le
siguió el juego: —Mmmm… Me parece que ha errado el número de habitación…
—A mí me parece que
estoy escuchando la voz correcta, jovencita. ¿Estás lista para salir conmigo?
—Tal vez… -respondió y
dejó un hilo de silencio para generar expectativa y calmar a su vez los
alocados latidos de su corazón enamorado- Lucas, esperame en el estacionamiento
de abajo, en cinco minutos te busco.
Agus cortó la llamada
sin dar tiempo a réplica, dejando a Lucas encendido de anhelo por tenerla cerca
nuevamente. Enseguida, la joven recogió su abrigo y su cartera, roció su
cabello con un delicado perfume de vainilla, comprobó frente al espejo que
lucía ideal para conquistar a su chico y abandonó el hotel con disimulo por la
puerta de servicio.
Lucas no paraba de
jugar con el llavero que colgaba del cinto de su pantalón de gabardina azul,
estaba nervioso como un adolescente. Agus lograba hacerlo sentir vivo, joven y
alegre, aunque a veces lo sacara de quicio con su impertinencia. Además de
hermosa e inteligente, él se sentía cómodo con ella, se sentía especial…
Agustina logró llegar
junto al auto de Lucas sin ser vista por su padre, Marcos o Sara. Cuando
salieran del estacionamiento le avisaría a Sara que volvería para la cena con
su padre y le pediría que cocinara canelones de verdura con salsa blanca, ya
que Justino quiería que eligiera el menú.
Al llegar junto al
deportivo azul noche de Lucas, golpeó la ventanilla del lado del acompañante y
al instante él destrabó la puerta para que entrara.
—Hola, bonita. Me
gusta tu pelo suelto –dijo, mientras se acercaba a ella, posaba sus labios en
su mejilla y olía su perfume.- Mmmm, qué rico. Me dan ganas de saborearte aquí
mismo –agregó con la voz ronca por el deseo que comenzaba a palpitar en su
cuerpo.
Agustina pensó que se
derretiría allí mismo si él seguía hablando de ese modo. Intentando recobrar la
cordura, dijo: —Lucas, basta ya. No quiero que alguien nos vea. Acá también hay
cámaras, bastante con el numerito que montamos más temprano en el pasillo.
Lucas reaccionó al
instante, había tenido suficiente cháchara de parte de su amigo Marcos con
respecto a lo que vio junto a los empleados de seguridad de turno. Había estado
cerca de ser visto por Justino mientras se "aprovechaba" de su
pequeña hija.
— ¿Adónde te gustaría
ir? –preguntó Lucas mientras aceleraba para subir la rampa y salir al exterior.
—No he pensado en
ningún lugar en especial. Además, voy a cenar con papá hoy y no quiero llegar
tarde –respondió Agus mirando a través de la ventanilla para no lanzarse sobre
Lucas y devorarlo a besos. El perfume de él se colaba por sus poros y le
erizaba la piel, además estaba hermoso con su look de elegante sport.
—Hace frío y está
lloviznando, así que buscaremos un lugar cerrado. Te invito a tomar una cerveza
en algún bar de Palermo Hollywood, ¿está bien?
Lucas conocía algunos
lugares tranquilos y cálidos como para pasar un rato juntos y disfrutar de
cierta intimidad. Además, eran las ocho de la noche, un horario familiar, libre
de borrachos y busca pleitos.
—Sí, está bien. Yo
acabo de merendar, pero me gustaría tomar una cerveza.
Agus no estaba
acostumbrada a consumir bebidas alcohólicas, pero los fines de semana
disfrutaba bebiendo con moderación: cerveza negra, champaña o el limoncello que enviaban los familiares
de su padre desde Italia.
Cuando estuvieron
ubicados juntos en un cómodo sillón frente a una ventana, envueltos por la
calidez del lugar y la agradable música, ambos se relajaron y dedicaron varios
minutos a observarse uno al otro. Ordenaron dos cervezas tiradas y una picada
simple. El estómago de Lucas pedía algo más sustancioso, pero Lucas se abstuvo
de hacerle caso porque lo que más deseaba en ese momento era poder deleitarse
con la compañía de la joven Ferrari.
—Agus, me tienes todo
para ti. Me gustaría que aprovecharas a preguntarme lo que quieras... –comentó
mientras acariciaba la rosada y suave mejilla de ella.
Sentirlo cerca, ser el
centro de toda su atención, perderse en sus ojos tormentosos y creerse la mujer
más afortunada del mundo por estar pasando un momento así con el hombre que
acababa de robar su corazón, sumía a Agus en un sopor dulce y agradable, casi
mágico.
Cuando Agustina se
giró hacia Lucas para formularle la primera pregunta, él vio un brillo especial
en su mirada, sus ojos verdes lo hipnotizaron, haciendo que su corazón
palpitara de alegría. Lucas se sentía confundido, aterrado, pero a la vez
curioso por descubrir la causa de sus reacciones ante ella. Ambos habían
logrado dejar afuera del bar todas las preocupaciones y responsabilidades,
sabían que disponían de poco tiempo para compartir a solas y querían
aprovecharlo al máximo.
—Lucas, ¿qué pensaste
de mí el día que nos conocimos? Me encontraste espiando como una vulgar… chusma
–puntualizó Agus, sintiéndose un tanto avergonzada.
Lucas evitó echarse a
reír para no hacerla sentir mal, pero la verdad era que acababa de causarle
mucha gracia el comentario.
—Agus, no pensé que
fueras una entrometida, tan sólo me preocupé… Porque vi que eras una
adolescente inofensiva, aunque un poco curiosa… -comentó sonriendo y esquivando
el manotazo que ella le lanzó ante su descripción.
—No solo pensaste que
era chusma sino también una mocosa… Gracias… ¿No podía ser una espía disfrazada
de colegiala? –exclamó Agus.
La hija de Justino
odiaba que menospreciaran su inteligencia o sus habilidades sólo porque era
menor de edad. Ella se sentía joven y lo era, pero siempre había creído que era
más madura que el resto de sus compañeros de colegio, como si su mente fuera de
alguien de veinticinco y no de dieciocho. Tal vez se debiera al hecho de perder
a su madre siendo tan pequeña, aunque nunca había ido a terapia como para
averiguarlo.
Lucas no quería que se
sintiera molesta, pero ella parecía una chiquilla y él a su edad había sido
inmaduro y cabeza fresca, al igual que su hermano y su prima, por lo tanto
creía que todos los adolescentes lo eran. Aunque día a día, desde que conoció a
Agus, comenzó a cambiar de parecer. Ella, al menos, parecía ser la excepción a
la regla y se lo demostraba cada vez que se veían.
Lucas se quedó en
silencio, observándola embobado. Agustina, al verlo en ese estado, le arrojó un
par de maníes y comenzó a reírse a carcajadas. Se sentía feliz de estar así con
él y además acababa de ver una luz de esperanza con respecto a que Lucas pudiera
corresponder su amor. Lo notaba en el modo en que la miraba o la acariciaba y
lo notó en los besos ardientes que se dieron en la puerta de su habitación.
Anhelaba con todo su corazón no estar malinterpretando las actitudes de Lucas
hacia ella, necesitaba amarlo y ser amada."
Espero hayan disfrutado la lectura.
No olviden dejar sus opiniones.
Saludos a todos.
Dolly Gerasol
me encantoo!!! quiero seguir leyendooo
ResponderEliminarHola, Sole!! Gracias por seguir mi novela y alentarme siempre con tus comentarios!! Un abrazo grande!! :)
Eliminarme encantó Dolly, se me hizo cortito, quiero más!!!
ResponderEliminarHola Dolly...
ResponderEliminarexcelente novela.. se me hace cortito el capitulo para leer...
de verdad que se esta poniendo interesante....
queremos massss.......... :) Yaz...
Gracias, Connie y Yaz!!!
ResponderEliminarMuy buen capítulo Dolly,se cocina una magia maravillosa entre los protagonistas,el amor se siente en el aire,gracias por compartir amiga TKM ...AKIRA KAMAYE AZUMI
ResponderEliminarGracias por leer y comentar siempre, amiga! :)
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