Un lugar para comentar que me hace sentir "leer un buen libro". Un lugar donde recomendar esos libros que tanto me gustaron. Y porque no traerles alguna frase sobre lo que inspiran los libros.

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miércoles, 27 de junio de 2012

Los juguetes de Katsuo - Episodio X

Hola a todos:

Les traigo un nuevo episodio de mi blog novela. Espero que lo disfruten :-)


Los juguetes de Katsuo/Por Dolly Gerasol (obra provisoria)
(Todos los derechos reservados-All rights reserved)

"Al finalizar la hermosa tarde compartida junto a su padre, Agus llegó para irse directamente a la cama. Esa noche una serie de sueños dispares la mantuvieron con la mente ocupada. En uno ella caminaba entre unos árboles teñidos de ocre junto a su madre; en otro una kokeshi con apariencia de niña se colaba en su habitación y la despertaba con sacudidas (este sueño tal vez provocado por haber visto días atrás en Internet imágenes e información de las tradicionales muñecas japonesas); para contrarrestar este último, soñó que reposaba entre los brazos de Fabio y ambos se besaban con pasión…
Agustina, a la mañana, no recordó con precisión las imágenes oníricas, pero revivió algunas de las sensaciones que éstas le provocaron. Se despertó con sus energías renovadas y decidió recorrer el edificio y saludar a los integrantes de la Convención. Ahora que contaba con un dispositivo traductor para utilizar todo el día, podía dialogar con personas de distintas nacionalidades. Quería enterarse de los avances en las reuniones y de los preparativos para la tan esperada Exposición. Debía manejarse con discreción para no importunar a los huéspedes, para ello aplicaría los conocimientos sobre diplomacia y buenos modos aprendidos desde pequeña.
Después de hablar con unas doce personas, Agus decidió visitar la sala de seguridad. Desde allí observaría a todos sin necesidad de caminar ni de toparse con más gente (ya se había agotado con tanta charla). Se pondría al tanto de las novedades para trasmitírselas a su padre. Dio unos golpes en código Morse (que aunque era viejo seguía siendo efectivo) en la puerta reforzada y respondió al empleado de turno la pregunta de seguridad. Una vez cumplidos los requisitos de acceso entró con lentitud y precaución.
—Permiso. ¿Puedo pasar unos minutos?
—Claro, Agustina. Eres la dueña de todo esto, ¿no? –preguntó con picardía uno de los hombres más jóvenes del plantel, quien tenía veintitrés años.
—Pablo, estás de turno… Pensé que iba a ahorrarme la molestia de encontrarme contigo –comentó Agustina fingiendo fastidio.
A pesar de conocer a Pablo desde hacía seis meses, confiaba en su seriedad y honestidad, era el hijo de un antiguo guardaespaldas del hotel. El señor Longhini se había jubilado hacía dos años, después de prestar servicios en el “Ragguardevole” por quince años.
Mientras bromeaban e intercambiaban novedades, ambos no dejaban de prestar atención a las diferentes pantallas, que reflejaban las imágenes que trasmitían las cámaras colocadas en diversos puntos dentro y fuera de las instalaciones.
Los encargados de proteger el hotel, conocían a todas las personas que se hospedaban en él: a través fotografías y detalles personales. Esta información les facilitaba la detección de actividades sospechosas o peligrosas.
Pablo le contaba lo que sabía acerca de quienes ella señalaba en alguna que otra pantalla. Agustina podía chequear los expedientes ella misma, pero era más cómodo escuchar a Pablo relatándole lo que sabía. Asimilaba con entusiasmo todo lo que el joven le explicaba, hasta que alguien sentado en uno de los sillones del hall de entrada llamó su atención. Agustina sintió un escalofrío recorrer su espalda y se quedó petrificada observando y señalando el monitor.
—Agustina, ¿qué tienes? ¿Por qué te quedaste dura?
Pablo en su confusión frente al cambio brusco de actitud de la adolescente, se puso de pie y la tomó por los hombros para que reaccionara ante sus palabras y dijo: —Agus, soy yo Pablo. Dime algo…
Agustina no podía creer que el sujeto que le ponía la piel de gallina con sólo nombrarlo, estuviera alojándose en el hotel. Con un leve tartamudeo respondió (más para sí que para el preocupado empleado): —El señor Ta-Tanaka se hospeda a-aquí…
—Así es, está instalado desde el día de la copa de recepción. ¿No lo habías visto?
— ¿Te parece que me pondría así si lo hubiera sabido antes? –contestó con exasperación la joven.
—Oye, tampoco te pongas tan malhumorada. Es uno más de la Convención. Aunque es uno de los motivos por los que tu padre contrató a la empresa de Bermúdez –comentó Pablo despreocupadamente, como si no acabara de revelarle a la hija de su jefe información que Justino le había ocultado.
La cabeza de Agustina comenzó a trabajar a cientos de revoluciones por segundo, procesando lo que había descubierto en tan sólo cinco minutos…
—Pablo, si ves alguna actividad sospechosa por parte de este sujeto avísame. Ahora será mejor que me vaya, tengo muchas cosas en las qué pensar. Gracias por tu paciencia
—Bueno, cómo tú quieras… Lo vigilaré con más atención que al resto si tú me lo pides –aseguró, dedicándole una sonrisa seductora y bromista a la vez, lo que le garantizó un buen manotazo en el brazo por parte de Agustina.
—No te pases de listo. Nos vemos luego.

Agustina estaba entre preocupada y enojada. No le agradaba que Katsuo los tuviera a todos al alcance de la mano. Por otro lado, su padre le había ocultado lo que sabía acerca de Tanaka y eso la fastidiaba.
Tendría que espiar los movimientos del japonés y asegurarse de que ninguna de sus Kokeshi pasaba más tiempo del esperado dentro de las instalaciones, algo le decía que ellas tenían habilidades peligrosas. Debía averiguar cuanto antes si Katsuo se hospedaba solo o con alguna de las mujeres robotizadas.
Agustina caminaba distraída por uno de los alfombrados pasillos cuando se topó con un hombre joven, que ocultaba su rostro tras unos anteojos de sol envolventes y una gorra negra con visera. Ella por cortesía saludó con un movimiento de cabeza. El sujeto apenas le prestó atención y siguió su camino. La chica continuó sus pasos un metro, luego se frenó y giró para seguirlo, la actitud del sujeto parecía sospechosa. Tres minutos después, alcanzó a ver que el extraño se perdía dentro de la sala de seguridad de la que ella había salido recientemente. “Si accedió a ella es porque conoce las claves de acceso, seguramente es un empleado de Bermúdez”, pensó Agus con cierto alivio y retomó su camino directo a donde se encontraba su padre, para decirle que le presente a ese hombre que formaría parte del plantel del “Ragguardevole” por el tiempo que durara la C.I.F.J.
Mientras Agustina se alejaba, Lucas Seagal entablaba una conversación de rutina con Pablo Longhini, chequeando juntos la nueva información y los sucesos del día y manteniendo su profesional serenidad, a pesar de haber estado a punto de ser descubierto por la preciosa hija de Ferrari. Sabía que tarde o temprano ella se enteraría de su verdadera identidad, pero previendo su enfado, Lucas esquivaría el encuentro cuanto pudiera.

Katsuo Tanaka había elegido Buenos Aires para poner en marcha su proyecto porque la Exposición se realizaría allí, pero cada día que pasaba en esa ciudad se lamentaba por no haber optado por otro lugar. La gente allí era cálida y afectuosa, a pesar de que se vivían tiempos de extremo individualismo e inseguridad, por lo que las reuniones de varias personas eran escasas a menos que se realizaran de manera virtual y esto llevaba a que el contacto directo entre ellas se concretara en contadas ocasiones o en lugares privados. No era conveniente demostrar interés más allá de lo profesional con los demás porque no se podía confiar demasiado en ellos. Aunque claramente en ese país, o al menos en esa ciudad, los seres humanos aún se relacionaban con calidez. Para un hombre frívolo y carente de sentimientos afectuosos, estar allí era un incordio. Salía de su habitación sólo cuando sus tareas lo requerían y dialogaba únicamente con quienes estuvieran en la Convención o con sus Kokeshi; a sus guardaespaldas casi no les dirigía la palabra, al menos que fuera para darles una orden específica que no pudieran comprender por señas y si necesitaba alguna atención concreta de parte del servicio del hotel, que no pudiera seleccionar con una tecla del teléfono, la solicitaba con una escueta llamada.
Esa mañana, se encontraba en el hall del “Ragguardevole” esperando a dos de sus chicas, las había mandado a llamar porque quería que lo acompañaran a la reunión que se celebraba ese día. Katsuo estaba muy nervioso porque hoy se premiaba a las empresas líderes en ventas de los últimos tres años. Katsuo anhelaba ese premio, pero a pesar de los esfuerzos realizados, no confiaba en que lo recibiría. El día anterior había estado a punto de ser penalizado por un par de acciones deshonestas. Si no hubiera alterado el software que contenía los informes de los auditores, ahora estaría pagando la cuantiosa multa de penalización y perdiendo puntos en el ranking de empresas, como había sucedido tres años antes en Caracas, Venezuela. Una de las cualidades de sus Kokeshi era el alcance que tenían sus habilidades tecnológicas, a pesar de estar ubicadas a tres cuadras del hotel, sus dos chicas más jóvenes (construidas hacía tres años) habían realizado el trabajo a la perfección, sin dejar huellas. Sólo las caras perplejas y confundidas de los auditores revelaron que algo no estaba bien en los informes, pero no tenían manera de probar la falla. Katsuo había localizado el servidor donde se almacenaba la información general de la Asociación Mundial de Jugueteros y antes de que llegaran a Argentina, sus Kokeshi dedicaron varios meses a encontrar el modo de hackear el casi infalible sistema de seguridad de la Asociación para luego borrar la copia de seguridad.
Lamentablemente para Katsuo, no se podía modificar el ranking que lo llevaría a ganar un premio, ya que no tenía pruebas sustentables para merecerlo. Los premios eran discutibles y apelables al momento de otorgarse, lo que podía echar por tierra la premiación si se dudaba que la empresa en cuestión lo mereciera. Katsuo suponía que en la próxima Convención se tomarían las mismas medidas al presentarse los informes de auditoría, pero por ahora estaba a salvo, dentro de tres años vería qué solución encontraba si descubrían sus faltas."

¡Gracias por leerme!
Saludos  a todos.
                                                                                                                     Dolly Gerasol

lunes, 25 de junio de 2012

Proyecto Junio Adictos a la Escritura: Desaliento y esperanza

Hola a todos:

Hoy les traigo un nuevo relato fruto de cumplir las pautas del proyecto de este mes del grupo Adictos a la Escritura. Las bases las pueden leer en este link: Juntos y revueltos. Mi historia debía tener como protagonistas a una enfermera y un profesor de Matemáticas. 

DESALIENTO Y ESPERANZA


Todas las tardes luego de cumplir su horario en la Unidad Sanitaria, Matilda iba a sentarse en un banco de la plaza y daba de comer a las palomas. Vivía sola en un modesto departamento que quedaba a pocas cuadras de allí, no tenía apuro por encerrarse entre cuatro paredes.
Las aves ululaban sin piedad mientras comían los granos de maíz esparcidos sobre las sucias baldosas. Matilda mientras tanto dejaba volar su imaginación y distraía sus inquietudes en las copas de los árboles.
Diez minutos más tarde, la mujer escuchó los gemidos de una persona que se encontraba a pocos metros de donde ella descansaba. Arrojó la última ración de comida a las palomas y guió su paso cansado con lo que sus oídos le trasmitían. Detrás del grueso tronco de un árbol, yacía dolorido un hombre joven, el cual aparentaba la edad de su nieta. Matilda reconoció en la pierna herida del muchacho, una fractura. Segura de sus conocimientos de enfermería tomó cartas en el asunto y lo socorrió. Siempre llevaba en su bolso un surtido de utensilios y suministros para ejercer su profesión en cualquier lugar, ella era enfermera todo el día.
El joven sentía mucho dolor y no reaccionó ante su cercanía. Matilda se dirigió a él con un tono de voz armonioso y suave:
—Si tragas esta píldora, te aliviará y yo podré entablillar tu pierna.
Ella sabía por experiencia que debía trasmitirle calma y distraerlo con una charla que lo enfocara en otra cosa que no fuera su dolor. Luego, agregó:
—Mi nombre es Matilda. ¿Cómo te llamas?
El hombre a duras penas entendió a la señora. Media hora antes, Tomás había recibido una paliza y ahí, en ese rincón húmedo y oscuro de la plaza, quedó tirado. Segundos después, con lentitud y esfuerzo levantó la vista para responder a la mujer con un hilo de voz:
—Yo Tomás…
—Me da gusto conocerte, aunque sea en ésta situación... Yo soy enfermera desde hace veinticinco años, ¿trabajas o estudias?
Mientras conversaba, sus habilidosas manos atendían las heridas.
Conocer la profesión de la señora mejoró su estado y dijo:
—Profesor de Matemáticas. Qué suerte que usted sabe lo que hace…
La mujer hizo una mueca de sonrisa y señaló:
—Mi nieta sabe más que yo, luego iré a buscarla. Ahora, cuéntame la causa de tu dolencia. Dudo mucho que te hayas herido tú solo, ¿qué te pasó?
Matilda sospechaba del grupo de chicos que a menudo se reunía en ese sector de la plaza y que hostigaba a quienes le dirigían la mirada o la palabra.
—Unos chicos… Intenté hablar con ellos, pero no les caí bien. Revolvieron mi mochila…
El fuerte dolor le cortaba la respiración y por mucho que se esforzara no podía seguir con su diálogo. A punto estuvo de desmayarse, pero la destreza de Matilda se lo impidió.
Una vez que la pierna quedó inmovilizada y las heridas bien desinfectadas, Matilda ayudó al joven a pararse sobre la pierna sana y trasladarse al banco de madera más cercano para reposar mientras ella iba en busca de asistencia médica. Temía dejar solo a Tomás, pero ella no era usuaria de teléfonos celulares y la gente que pasaba era muy desconfiada como para ofrecer ayuda a una desconocida.
—Tomás, voy a realizar una llamada. En unos minutos estaré de regreso. No te muevas y respira profundo para relajarte -le tomó sus suaves y delgadas manos entre las suyas surcadas de arrugas y manchadas de desinfectante para reconfortarlo y agregó-; mi nieta es una excelente doctora y vendrá enseguida en una ambulancia del Hospital.
Cuando la enfermera se marchó, Tomás agradeció en silencio que el destino le había enviado a esa buena mujer para rescatarlo y que además fuera enfermera.

Cuando Paula y Matilda llegaron al lugar donde estaba Tomás, lo hallaron perdido en sus pensamientos, pero sin los signos de tormento previos a la atención de la enfermera.
—Hola, Tomás. Soy Paula. Al parecer mi abuela te ha dejado casi nuevo… 
La joven doctora rezumaba simpatía y ternura.
Tomás ante tanta frescura y humanidad no pudo evitar sonreír, a pesar de la pena que lo embargaba.
—Matilda tiene muy buena mano para curar, además de un gran corazón —enfatizó el joven profesor.
—Es la salvadora de las palomas y de las personas en apuros. Eres la tercera víctima de ese grupo de desalmados en lo que va de la semana; mi abuela debería cobrar salario extra… —comentó Paula con tristeza mientras esperaba que un enfermero acomodara a Tomás en la camilla.
Matilda miró a Paula y dijo:
—Me da mucha pena que esos chicos estén en las calles atormentando a la gente. Como ellos no se dejan ayudar, me limito a rescatar a quienes ellos lastiman. Tomás, ¿te acercaste a ellos para conocer las razones que los llevan a actuar así?
—Cuando me encuentro con chicos renegados y sin objetivos en la vida… quiero convertirme en su salvador. Pienso que tal vez les faltó cariño y alguien que se preocupe por ellos…
Los tres nuevos amigos continuaron su charla en la ambulancia mientras trasladaban a Tomás al Hospital para terminar con sus curaciones.

A partir de ese día, en principio oscuro y desalentador, Tomás descubrió que existen seres humanos que mejoran a diario en su humanidad e intentan hacer de este mundo un lugar mejor. Cada uno desde su sitio tiene la oportunidad de aportar su granito de arena…

(Dolly Gerasol 2012 - All rights reserved)

Espero les guste mi relato con moraleja...
Les agradezco, como siempre, por leerme :)
Saludos a todos.
                                                                                                                       Dolly Gerasol

jueves, 21 de junio de 2012

Destino poema

Hola a todos:

Hoy quiero compartir con ustedes una faceta mía, como escritora, que no es habitual: la poética. Y les voy a presentar una poesía muy especial para mí...


DESTINO POEMA

Hoy te vi, pero aquí estoy
bajo este mundo abismo
esta desnuda crueldad reciente.

Hoy te vi, y ahora vos aquí
girasol en verano
mariposa en tu mano.

En tus brazos me salvo
y salvo
el cielo con tu respirar.

Hoy te vi, pero aquí estoy
rueda a la vida desde vos
Lejos de la muerte
doblo fuerzas.

Hoy te vi, y ahora vos aquí
abriendo en nosotros
el destino que nos cierra.
A mi amor, Gerardo
© Dolly 2000
Foto propiedad del blog "El Rutero 2010" 
Espero les haya gustado, a mí me encanta ;)
Saludos a todos.


                                                                                                                               Dolly Gerasol

miércoles, 20 de junio de 2012

Los juguetes de Katsuo - Episodio IX

Hola a todos:

Un nuevo episodio de mi blog novela. No olviden dejar sus comentarios para inspirarme :)


Los juguetes de Katsuo/Por Dolly Gerasol (obra provisoria)
(Todos los derechos reservados-All rights reserved)

Episodio IX

"Agustina acostumbraba ingresar al hotel por la entrada de servicio, por lo que se encontró con Sara antes que con su padre.
—Hola, Agus. ¡Qué bueno que estás de mejor humor! La caminata te hizo muy bien al parecer -comentó Sara contenta por ver sonreír a su sobrina del alma.
Agustina no quería que nadie notara el motivo de su cambio de ánimo, aunque sospechaba que a Sandro no se le había escapado la deducción. Esperaba que no le comentara nada a su padre, sino éste le haría una entrevista para conocer al fulano que le alegraba la vida.
—Sí, tía. Me siento mejor, aunque espero no pescar un resfriado. Hace mucho frío afuera -contestó mientras se acercaba a darle un beso y un abrazo.
Luego, se sirvió un pedazo de pastel de chocolate y comenzó una amena charla con Sara. A los diez minutos de iniciada la misma, Justino ingresó en la estancia con semblante serio y preocupado.
— ¿Está todo bien, Pá? No traes buena cara -observó Agustina dejando de lado el pastel.
—Hija, si terminaste con eso, quiero que vengas conmigo a la sala de seguridad. Necesito comentarte algo importante.
La severidad de sus palabras no auguraba que la información fuera agradable.
Se despidieron de Sara y se dirigieron al cuarto piso del edificio, donde se encontraba el sistema central de control de cámaras, micrófonos y dispositivos de seguridad de todo el hotel. Agustina no acostumbraba ingresar allí, sentía que ese sitio era casi sagrado y el trabajo que se desarrollaba ahí dentro no debía ser interrumpido ni distraído con nimiedades. La sala era una habitación amplia, repleta de diversos artefactos tecnológicos, algunos fáciles de manipular y otros que Agustina no alcanzaba a entender cómo funcionaban. En una caja de seguridad se encontraban las armas que necesitaban para proteger a las personas que transitaban por el hotel, además de las que portaban en sus jornadas laborales los empleados a cargo de tales tareas.
Justino tenía doce hombres contratados para defender y cuidar la vida y los intereses de quienes formaban parte del hotel o lo visitaban. Estos cumplían turnos rotativos que cubrían las veinticuatro horas del día. Normalmente alcanzaba y sobraba esa cantidad de personal, pero en acontecimientos de la magnitud de la Convención, pecaba de escaso; por eso se contactó con su amigo Gregorio Bermúdez y le pidió refuerzos. Como a C.E.S. le convenía tener acceso a los invitados de la C.I.F.J. hicieron un acuerdo de mutua y leal cooperación.
Justino se conectaría con la sede central de C.E.S. las veinticuatro horas desde su habitación o desde la sala que disponía en un lugar estratégico del hotel, para intercambiar novedades.
Los dos hombres de turno, saludaron a Agustina cuando ingresó en la sala, sin dejar de monitorear lo que acontecía en diferentes sectores de las instalaciones, mientras se comunicaban con los compañeros que patrullaban dentro y fuera del hotel.
La ciudad se había vuelto peligrosa y los maleantes atacaban en comandos, estaban bien preparados y acechaban a las personas que ostentaban mucho dinero y poder; por eso el “Ragguardevole” solía estar en la mira. Aunque no era el único, ya que Puerto Madero era una zona hotelera por excelencia.
Agus conocía a todo el personal de la empresa, su padre siempre le presentaba a los nuevos empleados. Justino consideraba que su hija, como heredera del negocio, debía estar al tanto de todo en caso de que él faltase sin previo aviso. Ella conocía el funcionamiento integral y dónde se guardada la documentación importante del hotel, lo único que no conocía demasiado era lo que se encontraba en esa habitación en particular y cómo se llevaban a cabo las tareas específicas de seguridad; pero para eso estaban los hombres como Sandro, aunque él, desde hacía tres años, ocupaba el puesto como su guardaespaldas personal.
Justino quería darle a conocer a Agustina el acuerdo que tenía con la empresa de Bermúdez, porque iba a toparse con nuevos hombres y equipos de inteligencia que no les pertenecían.
—Hija, bien sabes que la Convención ha reunido a muchas personas importantes y adineradas. La seguridad habitual que poseemos resultó insuficiente, por lo tanto, contaremos con la ayuda de la empresa de mi viejo amigo, Gregorio Bermúdez. Cuando lleguen los empleados que él destinó a esta tarea, te los iré presentando –le explicó mientras le mostraba el equipamiento- Voy a necesitar que vengas de vez en cuando a esta sala, más ahora que estás de vacaciones, para que te mantengas al tanto. En caso de que yo esté demasiado ocupado, tú serás mi asistenta.
Le hablaba con tranquilidad y seriedad, consideraba a Agustina como una persona adulta, a pesar de estar en plena juventud. Para lo que tuviera que ver con el negocio familiar, su hija dejaba de ser la pequeña niña a la que protegía a sol y sombra.
La joven asintió sin interrumpir las palabras de Justino, quien agregó: —Tenías razón cuando, hace unos días, me insististe con que extremara las medidas de seguridad. Afuera anda mucho buitre suelto y la policía no alcanza para protegernos a todos -finalizó un tanto desmoralizado. Su amigo Gregorio le había advertido acerca de su nuevo huésped: Katsuo Tanaka. Le contó acerca de la información que los alemanes recabaron sobre éste mediante la investigación que llevaban adelante desde hacía varios meses. El dueño del hotel prefirió guardarse para sí tales detalles, no quería generar una paranoia frente a la posible peligrosidad del sujeto.
Agus se sentía importante y se alegraba mucho cuando su padre depositaba su confianza en ella y la tenía en cuenta en sus decisiones.
—Me alegra saber que has escuchado mis advertencias y poder ayudarte a cuidar el hotel y su gente. Aunque sea una adolescente despreocupada, tengo conciencia de la situación actual y de la importancia de la Convención -apuntó mientras evocaba en su mente las palabras que Fabio le dijera el día que se conocieron: “No vuelvas a salir sola a deambular por la ciudad. Hay muchos peligros acechando. La Convención está atrayendo personas malvadas a Buenos Aires. Ten mucho cuidado, incluso dentro del hotel.”
—Hija, te quedaste muda… No me gusta preocuparte más de lo normal para tu edad. No debería complicar tu vida con los problemas de los mayores -dijo Justino lamentándose por asustar a su pequeña.
—Papá, no soy una nena. Si no cuentas conmigo voy a sentirme peor. Además, no me gusta vivir en una burbuja de cristal, ya lo sabes -comentó mientras sonreía con dulzura para relajar la tensión.
—Cuando tenga más novedades te las haré saber. ¿Te gustaría que nos tomemos un rato libre? Necesito despejarme un poco -comentó Justino mientras se pasaba una mano por sus cabellos entrecanos- Podemos ir al shopping a dar una vuelta y hacer algunas compras.
—Me gustaría más ir al cine súper tridimensional. ¿Te parece bien? -invitó Agus con su tierna mirada convincente.
—Lo que tú quieras –aseguró y la besó con cariño en la frente.

Cuando Sandro recibió la confirmación del señor Ferrari de que él y su hija iban a ausentarse un par de horas, aprovechó para cumplir el plan trazado por Lucas y Justino para reforzar la protección de Agustina.
Lucas Seagal le había entregado a Justino varios chips localizadores, para que colocara en los calzados de su hija; de esta manera la tendrían vigilada permanentemente, sin correr riesgos cuando ella eludiera a sus guardaespaldas.
Sandro necesitó de la complicidad de Sara para acceder a la habitación de la joven, sólo Agustina y su tía contaban con llaves magnéticas para entrar. Además, Sara tendría que recolocar los objetos que Sandro manipulara, porque ella era quien conocía lo observadora y metódica en el orden de sus pertenencias que era la señorita Ferrari. Agus no poseía objetos demasiado costosos, lo valioso para ella era su espacio personal y su orden particular.
Al finalizar, Sandro comunicaría a los dos hombres interesados en la protección de Agustina que el trabajo estaba terminado."

¡Gracias por leerme!
Saludos a todos.
                                                                                                             Dolly Gerasol


domingo, 17 de junio de 2012

Aporte poético del día por Akira (17-06)



EL ADIÓS 

A punto estoy de marcharme, 
mis pasos son lentos y serenos, 
mas me invade la melancolía y otra vez volteo. 
Quiero empapar mis recuerdos y
llenar mis ojos con tu rostro, con tu cuerpo que, 
alejándose de mi ésta noche, 
me deja llena de reproches. 

Me pregunto cada día, cada noche...
¿Por qué no puedo dejarte? 
¿Por qué no puedo olvidarte? 
¿Por qué no puedo dejar de soñarte? 
Si no eres más que una sombra en mi vida,
si sólo eres un fantasma que 
me llena de desesperación, 
porque no consigo 
darle rienda suelta a nuestro amor. 

Dices que me amas y te marchas,
dices que me odias y me buscas, 
dices que sin mí no vives y me ignoras, 
dices que te ignoro y lloras... 
¿Quién entiende la locura de tu amor? 
Ya no quiero seguir presa de este tormento,
prefiero irme sin decir más, 
como cuando se va el viento, 
entre el silencio y el anhelo… 

Duro, difícil, casi imposible me parece dejarte,
pero hoy lo he decidido, por eso voy a marcharme, 
y aunque giro mi cara para darte esa última mirada, 
aunque sienta el terrible dolor 
y sea presa de la desolación,
ésta vez me marcho, sí... 
Me marcho, aunque llore mares y ríos de lágrimas,
aunque no encuentre nada que calme estas ansías. 

Sólo me resta decirte adiós,
adiós para siempre mi amor, 
aunque digan que el para siempre no existe,
que el jamás y el nunca, 
cuando hay amor no se cumplen. 
Te digo que en mí hay amor y ternura, 
pero en ti sólo hay pasión y locura. 
¡Adiós para siempre mi amor! 

╰☆╮G.V.S. AKIRA KAMAYE AZUMI
®Copyright - All rights reserved 2011 
02/12/2011

¡Gracias Akira por tu hermoso aporte!
Saludos a todos.
                                                                                                               Dolly Gerasol

viernes, 15 de junio de 2012

Feliz día del libro

Hola a todos:

Hoy se conmemora el día de nuestro querido y gran amigo: el libro. Para festejarlo voy a compartir con ustedes algunas cosas muy interesantes...


Esta celebración comenzó en Argentina el 15 de junio de 1908 como "Fiesta del Libro". Ese día se entregaron los premios de un concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres. En 1924, el Decreto Nº 1038 del Gobierno Nacional declaró como oficial la "Fiesta del Libro". El 11 de junio de 1941, una resolución Ministerial propuso llamar a la conmemoración "Día del Libro" para la misma fecha, expresión que se mantiene actualmente.



‎"Es un buen libro aquel que se abre con interés y se cierra con provecho." (Alcott)


‎"Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma." (Marco Tulio Cicerón)


“La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.”

“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo… Sólo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria.” (Jorge Luis Borges) 

“Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído: ¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira? Y él respondió - Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.” (Ángel González) 

“El regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio.”

“Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro.” (Emily Dickinson) 

"Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él." (Ruiz Zafón)



‎”En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma, en efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás”. (J. B. Bossuet)

Como el templo de los libros son las bibliotecas, quiero contarles que desde el lunes pasado me convertí en colaboradora de la recientemente inaugurada Biblioteca Popular Vecinal "Don Helios Eseverri". Estoy muy entusiasmada y ya le creé su propia página en Facebook. A través de ella vamos a mantener informada a la comunidad acerca de las actividades y proyectos de la Biblioteca. Así estaremos en contacto y podremos contar con nuevos asociados para ver crecer y perdurar esta importante institución.
Les comparto algunas fotos para que la conozcan. Si eres de Olavarría... estás invitado a formar parte de ella :)








"Felices los que leen en voz alta para otros, porque convidan un banquete de literatura.
Felices los que leen en voz baja, porque secretean con los personajes y sus autores.
Felices los que leen para sí, porque de esa manera hacen lectura íntima.
Felices los que leen como leen."

¡Buenas lecturas!

Saludos a todos.
                                                                                                       Dolly Gerasol

jueves, 14 de junio de 2012

The Best Blog


Hola a todos:

He tenido la grata noticia de que el blog "Las Hadas Verdes" nominara este rinconcito mío tan querido como The Best Blog (el mejor blog) del mes.
Les agradezco mucho y me alegra saber que valoran mi labor y les gusta lo que hago.
Queridos lectores les sugiero que se den una vuelta por 
http://lashadasverdes.blogspot.com/
                                                                                    y lean la linda publicación dedicada a mi blog.


Saludos a todos.
                                                                                                                  Dolly Gerasol

miércoles, 13 de junio de 2012

Los juguetes de Katsuo - Episodio VIII

Hola a todos:

Nuevo episodio de la semana...



Los juguetes de Katsuo/Por Dolly Gerasol (obra provisoria)
(Todos los derechos reservados-All rights reserved)

Episodio VIII 

"Al pie de las escalinatas, una adolescente vestida con jeans ajustados y una campera abrigada con capucha, mantenía la vista perdida en algún punto a orillas del lago.
Fabio pausó su andar y observó con sigilo los movimientos de Agustina. Apenas la divisó,  supo que era ella, a pesar de no verla con nitidez.
Bajo un cielo abrumado de nubes sus miradas se cruzaron, ella esperó con impaciencia que él llegara a su lado. Tras la discusión acontecida el día anterior, ambos se sentían desanimados. Agustina disponía de mucho tiempo libre por lo que, escasa de distracciones, ocupaba sus pensamientos con cientos de ideas relacionadas con Fabio, las mujeres robóticas y la Convención.
Al concretarse el encuentro, Agustina se mantuvo quieta en su sitio y Fabio saludó con cautela: —Hola. ¿Cómo has estado? 
Se quedó de pie frente a ella esperando impaciente su respuesta, temía que aún siguiera enfadada.
—Hola. No de muy buen humor, pero estoy bien —fue la huraña contestación.
Fabio no pudo evitar el deseo de acercarse más a ella, se agachó y se sostuvo apoyando una mano sobre la baranda, encerrando así a Agus entre el puente y él. El calor que irradiaba el cuerpo de Fabio le brindó a Agus una sensación placentera, aunque opacada por el hecho de sentirse acorralada.
—Agustina, no me sienta bien discutir contigo. Me gustaría que habláramos como adultos civilizados. ¿Pactamos una tregua? —propuso en un murmullo cargado de paciencia.
Levantando con leve reticencia sus ojos hacia él, respondió: —Estoy de acuerdo. Necesitamos estar unidos para compartir información. Me preocupa la seguridad de mi padre y de la gente que trabaja y se hospeda en el hotel. A pesar de que no sé mucho sobre lo que puede llegar a suceder o lo que trama el japonés, tengo un mal presentimiento.
A Fabio lo seguía admirando la intuición de la hija de Justino; realmente contaba con muy pocos indicios para sentirse de ese modo. Tendría que confiar más en ella, a medida que la conocía notaba que no era la adolescente irresponsable que aparentaba ser.
—El misterioso fabricante de juguetes se llama Katsuo Tanaka y a sus mujeres robot, él las llama Kokeshi, que es el nombre de unas muñecas tradicionales de la cultura japonesa. Creyó que la mejor manera de comenzar la tregua era brindándole datos, para que entre ellos pudieran expresarse con propiedad, llamando a los personajes por su nombre.
Agustina se sorprendió ante su muestra de confianza y sonrió, dedicándole una mirada que recuperaba su luminosidad.
—¡Gracias! Me alegra conocer detalles y más aún, saber que confías en mí —dijo mientras sus mejillas se sonrojaban y no a causa del viento frío que soplaba.
A Fabio la expresión de Agustina lo desarmó y teniéndola tan cerca suyo le costaba reprimir las ansias de besar sus delicados labios. Ambos permanecieron unos instantes mirándose y profundizando su percepción del otro. El tiempo parecía haberse detenido y el invierno no podía hacer mella en la calidez de sus cuerpos.
De pronto, un chirrido de cubiertas al frenar y el ruido de un portazo los alertó y los despertó del romántico letargo. Fabio instintivamente se plantó delante de Agustina para protegerla, mientras metía la mano en la mochila que llevaba a la espalda para empuñar su pequeña, pero letal, arma de fuego.
Luego de unos segundos, Agus superó el susto y recordó que había llamado a Sandro para que la pase a buscar; lo había olvidado por completo.
—Tranquilo, Fabio —le dijo posando su suave mano en la de él, para evitar que extrajera lo que fuera que sostenía— Es Sandro, mi guardaespaldas. Lo llamé minutos antes de que tú llegaras.
Fabio se relajó al instante al recordar al hombre serio y responsable que Justino Ferrari definió como su empleado de mayor confianza. Se conocieron dos días antes en la sala de seguridad del “Ragguardevole”, durante la importante reunión celebrada entre los empleados de Justino y los que enviara Gregorio Bermúdez en representación de C.E.S.
Lucas Seagal, como gerente de C.E.S., no quería que Agustina conociera su identidad aún, por lo que, mediante una discreta seña, le indicó a Sandro que no dijera nada.
—Hola, Sandro. ¡Gracias por venir rápido! Me estaba empezando a congelar —dijo con una media sonrisa— Te presento a Fabio Costa… un amigo —puntualizó con cierto titubeo en la voz.
Ambos hombres, disimulando a la perfección, estrecharon sus manos como perfectos desconocidos. A continuación, Sandro ordenó: —Señorita Ferrari, la espero en el coche. Por favor, no demore porque su padre la está esperando. 
Saludó en silencio a Fabio y se dirigió al auto.
Había llegado el momento de despedirse, Fabio estaba llegando tarde a la reunión y a Agus la aguardaba Justino. Se despidieron apresuradamente, pero con cierto pesar.
—Bueno, Fabio. Nos estamos viendo. Ya sabes dónde encontrarme, aunque tú no puedas decir lo mismo —finalizó olvidando por un instante la tregua.
Al notar que podía regresar a la pelea, Fabio revolvió el cabello de la joven y dándole un apresurado beso en la mejilla, se despidió diciendo: —No te preocupes, pronto tendrás noticias mías. 
Mejor corría y se alejaba rápido de allí o no podría contenerse de besar su bonita boca.
Mientras el apuesto hombre que le quitaba el aliento se perdía en la lejanía de una corrida, Agustina caminaba con una sonrisa dibujada en su rostro y su mano acariciando con anhelo el sitio donde él había posado sus cálidos labios."

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Saludos a todos.
                                                                                                              Dolly Gerasol